El piloto José Luis de Augusto fue uno de los dos supervivientes del accidente del A400M de 2015 en Sevilla que se saldó con cuatro muertos y que le mantiene desde entonces en silla de ruedas. Ocho años después, se considera afortunado por haber tenido una segunda oportunidad en la vida. Lejos de toda expectativa, volvió a volar -su sueño desde niño- y ahora acaricia un proyecto aún mayor como aspirante a ser la primera persona con discapacidad que vaya al espacio. “Sería como una continuación de mi carrera profesional previa al accidente y al más alto nivel”, asegura.
Entrevista a: José Luis de Augusto. Piloto.
Por: Luna Muñoz Anula.
Publicado por Infomedula (Ver artículo original)
José Luis, ¿cómo te definirías?
Como cualquier otra persona, con mis puntos positivos y negativos, mis ilusiones y mis miedos, pero ante todo alguien con ganas de seguir disfrutando de la vida.
¿Eres consciente de que tu historia es un claro ejemplo de tesón y perseverancia?
Puede ser, y si efectivamente sirve para dar ejemplo a otras personas en mis circunstancias, creo que habré cumplido parte del objetivo que me marqué después de haber tenido una segunda oportunidad en la vida. No obstante, siempre he opinado que el ser humano tiene en su propia naturaleza la capacidad de adaptación y hacer frente a situaciones extremadamente difíciles, sólo es necesario tener confianza en las nuestras propias capacidades y el apoyo del entorno.
¿Te consideras una persona afortunada?
Sí, porque tengo la suerte de hacer lo que me gusta rodeado de personas que creen y confían en mí.
En 2015 sufriste un terrible accidente en el que resultaron muertas cuatro personas y hubo dos supervivientes, siendo tú uno de ellos. ¿De qué forma ha cambiado tu vida desde entonces?
En todo y en nada, me explico: como muchos sabéis una lesión medular es un proceso totalmente devastador para las personas, de pronto ante ti se levantan barreras y limitaciones que ni en el peor de los sueños pensaste que ibas a tener que afrontar. En mi caso, mi carrera profesional, en ese momento como Ingeniero de Ensayos en Vuelo en Airbus y responsable de los vuelos de entrega del avión A400M, se frenó en seco, dejó de existir; mis aficiones y hobbies como el ciclismo, triatlón, senderismo de esfumaron; y mi vida familiar –hacía menos de un año de mi boda– pues giró 180 grados. Y digo en nada, pues yo seguí y sigo siendo la misma persona; sí, efectivamente con una lesión medular, pero con los mismos sueños e ilusiones, los mismos conocimientos y defectos y todo eso es lo que ha hecho que siga queriendo volar, que siga queriendo hacer deporte y que siga queriendo aportar con mis conocimientos a conseguir una sociedad más inclusiva. Y si me preguntas por mi día a día, pues el de cualquier padre de familia con dos niños, una locura. Por las mañanas, visto al pequeño de 6 meses mientras la persona que nos ayuda lleva a la de 5 años al colegio y mi mujer está trabajando. Luego me escapo al centro de rehabilitación y hago ejercicio durante hora y media. Recojo a la niña del cole, tardes paseo, parque y todo eso con cientos de compromisos y proyectos de los diferentes programas que colaboro y para lo cual el domingo siempre tengo que sentarme con mi mujer para organizar nuestra agenda y hacerla compatible con nuestras obligaciones. En eso tengo la suerte de poder contar con el apoyo inmenso de ella, sin la cual muchas de las cosas que he hecho y que hago serían imposible.
Ante un hecho de tal magnitud, ¿cómo afrontaste el proceso de recuperación y de tu nueva situación con una grave lesión medular?
Lo primero que me dije después de despertar en la UCI fue: “José Luis, eres súper afortunado por estar vivo, no desaproveches esta segunda oportunidad que te han dado”. Y ese ha sido siempre mi pensamiento, aunque nunca pensé que fuera a ser tan difícil (sonrisa). Porque no nos engañemos, es un proceso duro que comienza al segundo siguiente de la lesión y no terminará nunca hasta el día que fallezcamos. En ese sentido, siempre he seguido los consejos de los profesionales y de las personas que tenían experiencia en la materia, de los cuales he aprendido muchísimo y me ha permitido con el tiempo ser capaz de ir tomando mis propias decisiones con objeto de alcanzar el 100% de mis capacidades. Tras el accidente, estuve 6 meses ingresado en la unidad de Lesionados Medulares del Hospital Virgen del Rocío – a quienes estoy eternamente agradecido – luego siguieron casi dos años de rehabilitación hospitalaria diaria y finalmente ha continuado con ejercicio diario asistido por un equipo de médicos rehabilitadores, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y entrenadores personales, primero en una clínica externa y ahora en mi propia clínica. Considero que el ejercicio es ahora parte de mi trabajo actual y de esa manera lo he integrado dentro de mi día a día.
A tus 32 años, tuviste que reconstruir de nuevo las piezas de tu vida. ¿A qué te aferraste?
Como indicaba anteriormente, hubiera sido egoísta por mi parte no haber aprovechado esta segunda oportunidad de vivir, aunque también sea dicho he tenido la inmensa suerte de tener un entorno muy favorable y especialmente mi mujer que ha sabido sacar el cien por cien de mis capacidades desde el cariño pero afrontando la realidad, sin margen a la condescendencia ni al paternalismo, lo cual pudiera parecer a veces duro, pero que ha hecho que pueda ser capaz de superar la situación y ser ahora una persona más fuerte mentalmente y con más recursos para afrontar cualquier dificultad.
Inevitablemente, ¿aquello supuso un antes y un después en tu historia a nivel personal y profesional?
Efectivamente, imagínate: piloto, instructor e ingeniero de ensayos en vuelo en una de las mayores empresas aeronáutica, recién casado, bien posicionado económicamente y haber alcanzado en lo personal y en lo profesional tus metas; pues todo eso se esfumó en 2 minutos que fue el tiempo que tardamos desde que despegamos y tuvimos el fallo de 3 de los 4 motores y el accidente. De ahí pasé a no ser capaz de terminar de ver una serie de Netflix – y mira que son cortas – pues el dolor era tal que necesitaba estirarme en la cama. A depender para todo absolutamente, y cuando digo todo es todo, en cuestión de días. Pues sí es duro y fue un cambio radical, pero como digo, el tiempo pasa y como seres humanos estamos capacitados para afrontar todo tipo de vicisitudes. Y esto último es lo que me gusta transmitir, que por muy duro que sea el golpe recibido, siempre debemos creer en nuestras capacidades para superarlo.
¿En algún momento pensaste en que no volverías a volar?
Sinceramente era algo que no me planteé nunca después del accidente, o más bien diría, que es algo que no quería plantearme. Como pasajero sí, pero como piloto era tal mis ilusiones de niño de ser piloto, que el simple hecho de no poder de nuevo pilotar sabía que me generaría una enorme tristeza por lo que era algo que evitaba pensar a modo de protección mental. Y como siempre digo, he tenido la suerte de rodearme de excelentes personas y ahí fueron mis compañeros y amigos de Airbus los que me ayudaron a que volviera a pensar en seguir cumpliendo mis sueños y en seguir volando como piloto.
¿Había algún precedente de alguien que hubiera volado en España en silla de ruedas?
Extraoficialmente seguro que sí, aunque no lo conozco, ya que en la Segunda Guerra Mundial había pilotos amputados y volaban sin mayor problema, así que siento romper la figura del “primero que…” Pero en el mundo actual y oficialmente desde el año 2000 existe en España una asociación que se llama “Sillas Voladoras” que desde entonces ha luchado por la inclusión de personas con discapacidad y especialmente con movilidad reducida en el mundo del vuelo a vela o aeronaves sin motor. Luego en mi caso fui efectivamente el primer instructor y piloto de vuelo en aviones con motor con una paraplejia y por tanto necesitando una aeronave adaptada.
Te escuché en alguna ocasión decir que para ti volar es tu estado natural y en cierto modo una fijación desde niño, ¿qué sensaciones te produce y cuánto tiempo tardaste en volver a hacerlo tras el accidente?
La misma sensación que antes del accidente, una sensación de extrema libertad y satisfacción, como decimos, ahí arriba todos somos iguales y no hay diferencias entre un piloto con discapacidad del que no la tiene. Volví a volar como piloto en 2017, dos años más tarde cuando mis compañeros de Airbus trajeron a España a Paolo, instructor de vuelo italiano en sillas de ruedas, pero no fue hasta 2019 cuando conseguí recuperar el reconocimiento médico y la licencia de piloto e instructor de vuelo.
¿Actualmente, llevas a cabo un proyecto muy importante para acercar tu pasión a las personas con discapacidad. Háblanos de él y de cómo se gestó Newwings.
Así es, en 2019 tras conseguir recuperar mi licencia como instructor, para lo cual había tenido que adaptar un avión del Real Aeroclub de Sevilla, pensé: “¿y ahora qué?”… efectivamente era muy egoísta tener un avión adaptado, tener las capacidades y sólo poderlo disfrutar yo, así que decidí con la ayuda del aeroclub de lanzar el proyecto Newwings, es decir, una escuela de pilotos para personas con discapacidad, que junto a Sillas Voladoras trabajamos para promover la inclusión de personas con discapacidad en el mundo aeronáutico.
¿Cuántas personas con discapacidad lo han iniciado? ¿Puedes hacernos un pequeño balance del tiempo que lleváis con esta iniciativa?
Desafortunadamente el volar es caro y pocas personas con discapacidad se han planteado nunca que pudieran volar como piloto, por lo que queda mucho camino por recorrer. A día de hoy, tenemos en Newwings a cinco personas a las que estamos ayudando con su ilusión de volar como pilotos, con diferentes historias, background y experiencias, pero que están viendo cumplir sus sueños. Además de la escuela, participamos en proyectos para la inclusión de personas con discapacidad como jornadas aéreas y festivales donde abrimos el mundo aeronáutico a personas con todo tipo de capacidades. Afortunadamente cada vez hay más asociaciones que buscan la inclusión en este campo.
¿Existe algo de pedagogía al respecto? Me refiero a si os acercáis de alguna forma a las personas con discapacidad para que sepan que esto es posible o si son ellas las que acuden a vosotros directamente.
Son extremadamente pocas las personas con discapacidad que piensan en pilotar un avión no porque no sean capaces, sino porque venimos de una cultura donde las personas con discapacidad han sufrido de discriminación y esto no se corrige de un día para otro y ese es el objetivo de las jornadas que, por ejemplo, organiza “Sillas Voladoras” con la que colaboro y donde el año pasado pudimos dar bautismos aéreos a más de 150 personas con discapacidad en un día. Ese es el objetivo y nuestro afán, el abrir un mundo nuevo de oportunidades e ilusiones a personas que poseen capacidades diferentes.
¿Por qué animarías a cualquier persona a volar?
La aviación ha conseguido que hayamos conseguido superar nuestras propias barreras y volar como las aves, ese concepto es muy importante pues es a lo que nos enfrentamos diariamente, barreras reales o ficticias debemos superar mediante nuestras capacidades. Esa mentalidad es básica para saber adaptarnos al medio y el volar te permite eso, modificar tu mente para decirte a ti mismo: “Si soy capaz de volar y de pilotar una aeronave, de sentirme libre como un pájaro; por qué no voy a ser capaz de aplicar esto a mi día a día”.
Actualmente presides el Real Aeroclub de Sevilla, siendo este uno de los más importantes de Europa. ¿Cuáles son vuestros objetivos e iniciativas más destacables que tenéis actualmente?
Los objetivos como entidad sin ánimo de lucro son los de promover la aviación en la sociedad y en ese sentido, qué mejor que tener a un presidente en silla de ruedas para no olvidarnos de esa parte de la sociedad con algún tipo de discapacidad (sonríe). Desarrollamos muchas iniciativas tanto desde la escuela de pilotos que forma parte de Newwing; organizar este año por tercer año consecutivo la Vuelta Aérea a España donde más de 40 aeronaves compiten todos los años incluyendo pilotos con discapacidad o promover charlas y conferencias aeronáuticas, siempre con un punto de inclusión.
Háblanos del proyecto Astroaccess. ¿De qué se trata?
En 2021, la Agencia Espacial Europea lanzó convocatoria de astronauta tras más de 10 años y además lanzaron en paralelo el proyecto parastronauta, la primera vez en la historia que iban a seleccionar a una personas con discapacidad que cumpliera los mismos requisitos que para personas sin discapacidad y pasara las pruebas. Tras más de 1 año del proceso de selección y sólo 10 candidatos restantes, me rechazaron en la última fase médica pues consideraron que ahora mismo una lesión medular está fuera del alcance del proyecto por la complejidad. Seleccionaron a un compañero John Mcfall, que tiene una amputación por debajo de la rodilla. Recuerdo esta decisión como muy dura, pues volvía a sentir la discriminación por nuestra discapacidad.
Un revés que, sin embargo, no te frenó, ¿verdad?
Así es, miré al otro lado del charco y conocí Astroaccess, una entidad sin ánimo de lucro, fundada por el antiguo CEO de Virgin Galactic y Jefe de Personal de Nasa cuyo objetivo es conseguir lanzar en los próximos años a la primera persona con discapacidad al espacio. Tras un proceso de selección, fui elegido a nivel mundial junto a 10 personas más con distintas discapacidades (visual, auditiva, cognitiva y movilidad) para formar parte del proyecto de viabilidad con los primeros vuelos en microgravedad. Campaña que se desarrolló este invierno en Houston y donde pudimos ver las limitaciones pero también las capacidades que personas con afectaciones diferentes puede tener en el espacio. El proyecto sigue en marcha y esperamos a lo largo de este año seguir promoviendo la inclusión en el espacio de personas con discapacidad.
¿En qué punto se encuentra tu candidatura?
Esto no es una carrera, al contrario, es un proceso de colaboración donde el objetivo más que individual es poder aportar nuestro conocimiento para poder -sea la persona que sea- abrir la mente de nuestra sociedad.
¿Qué significaría para ti?
No te voy a mentir que sería un auténtico placer, al fin y al cabo, la evolución natural como piloto e ingeniero de ensayos es la de ser astronauta, por lo que sería como una continuación de mi carrera profesional previa al accidente y al más alto nivel.
¿Cuáles son tus próximos retos o sueños?
Pues sinceramente, ahora mismo los de cualquier padre con dos niños, intentar educarlos de la mejor manera posible e intentar transmitirles que con esfuerzo y trabajo, pueden conseguir todo aquello que se sueñen.