Javier de Oña es Subdirector General de la Fundación DKV Integralia. El 20 de mayo de 1998 cambió su vida por un accidente de circulación que le dejó en silla de ruedas consecuencia de una tetraplejia y le obligó completamente a empezar una nueva vida. El mismo lo cuenta así: “aprendí a centrarme en lo que puedo hacer…”.

Javier cursó Empresariales en la Universidad de Barcelona, estudios que compatibilizaba trabajando en Iberia, en la unidad de equipajes en rampa. 

Un año después del accidente se incorporó a la Fundación DKV Integralia, organización social impulsada por DKV Seguros que tiene como misión la integración laboral y social de personas con discapacidad física, orgánica, sensorial y personas con enfermedad mental, ejerciendo de operador de call center junto con ocho personas impulsoras de esta iniciativa pionera en Europa en ese momento. 

Por su valía profesional y categoría humana promocionó rápidamente en la organización y actualmente es Director de Desarrollo de Negocio y Subdirector General de la Fundación Integralia, con una plantilla de 600 personas con distintas capacidades y ocho centros en España. Su objetivo es que la Fundación sea referente en integración laboral de personas con discapacidad en cada zona de su ámbito de actuación. 

Su trayectoria profesional se ha centrado en los últimos 20 años en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad, en su formación, en su empleo y en garantizar la igualdad de oportunidades a través de la inclusión laboral del colectivo. Esta misión profesional y personal no la entiende si no es fomentando alianzas y trabajo en red con el resto de las entidades del tercer sector social, sector público y privado.

Javier tiene una energía y una tenacidad fuera de lo común. Siempre con una sonrisa de oreja a oreja, él lo tiene claro: “Cuando te ocurre un revés como lo que me pasó a mí, tienes que pensar en aquello que te une a la vida, en cómo afrontar la nueva situación y centrarte en todo aquello que puedes hacer. Si me fijara sólo en lo que no puedo hacer, no podría vivir. Pero me centro en todo lo que soy capaz y entonces pienso ¡si tengo una vida fantástica!”.